

El envejecimiento es parte natural de la vida. La forma en que envejecemos y vivimos este proceso, nuestra salud y capacidad funcional, dependen no sólo de nuestra estructura genética, sino también, de manera muy importante, de lo que hemos hecho durante nuestra vida. La duración de la vida se define como la capacidad de supervivencia máxima de una especie en particular. Es complejo y variable. Con el proceso de envejecimiento, la mayor parte de los órganos sufre un deterioro de su capacidad funcional y de su habilidad para mantener la homeostasis. El envejecimiento es un proceso lento pero dinámico que depende de muchas influencias internas y externas, incluidas la programación genética y los entornos físicos y sociales.(1)