

La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica que se caracteriza por convulsiones causadas por excesivas descargas eléctricas del cerebro.[1] Estas descargas generalmente son repentinas y de corta duración.
La dieta cetogénica fue diseñada en el año 1924, originalmente se basaba en un consumo bajo en carbohidratos y mayor consumo de grasas, convirtiendo a estas últimas en la principal fuente de energía para el cuerpo, en conjunción con el ayuno intermitente, el cual, en 1921, ya había sido implementado como tratamiento de epilepsia en niños manifestando beneficios en la disminución de crisis epilépticas.[2]